jueves, 15 de noviembre de 2018

La cultura de la ofensa

Últimamente, en varias conversaciones que tengo durante la semana, sale a la luz un tema que puede llegar a ser preocupante: la libertad de expresión.

Durante años en España se luchó por conseguir que los ciudadanos nos expresásemos deliberadamente y sin tener ningún tipo de repercusión. Íbamos por muy buen camino hasta que entró en juego la cultura de la ofensa. 

He escuchado casos en los que por escribir una reseña desfavorable en la página web de una empresa desde la mayor sinceridad del mundo, ésta misma te amenaza con denunciarte, o incluso, puede llegar al chantaje. Si su temor es que les desprestigien, ¿no es más sencillo borrar el comentario y hablar por privado con la persona que lo ha escrito, para saber su opinión y así intentar mejorar en aquello que fallan?

Ahora vamos a pasar de lo general a lo particular. No entiendo por qué algunas personas se sienten ofendidas si en tu propia red social opinas sobre un tema en concreto y ellos automáticamente adoptan una actitud defensiva o tienen la necesidad de escribirte un mensaje diciendo que no tienes razón. ¿Y ellos sí la tienen?

Por ejemplo, hace un año publiqué en una historia de Instagram, una fotografía del 2012 en la que criticaba indirectamente la Tauromaquia. En concreto esta: 



Pues bien, unos pocos dejaron de seguirme. ¿Acaso ellos se dedican a la Tauromaquia? ¿Les da de comer?

Lo que quiero decir con todo esto, es que se sienten atacados por temas que no les afecta directamente, simplemente es una ideología formada por el desarrollo de su personalidad y la influencia del ambiente en el que han crecido, pero no es algo personal. Y mucho menos, les estás insultando.

Existen casos en los que, a lo mejor, unos amigos están tomándose una cerveza en un bar, y uno de ellos dice un comentario agresivo sobre la pareja de otro de los miembros del grupo. Y a veces, con tal de no caerles mal, simplemente, agachan la cabeza y no dicen nada. Pero en cambio, no son capaces de escuchar una opinión diferente sobre un tema objetivo.

Luego ya están los que no se limitan a dar su opinión, sino que además, agreden verbalmente y faltan el respeto a los demás sin que nadie les haya dado vela en este entierro. Menos mal que en las redes sociales se están tomando medidas duras al respecto, censurando comentarios que fomentan el acoso verbal

Nuestros antepasados lo dieron todo para conseguir sentirnos libres, ¿Ahora lo vamos a echar a perder por el mero hecho de tener siempre más razón que nadie en todos los aspectos?

La belleza está en la diversidad. 




1 comentario:

  1. Wow no tengo palabras para la moraleja. Qué razón llevas!
    Mi opinión es que habría que ir a la raíz del problema es decir hay padres que crían a sus hijos sobre la base del orgullo o de que él es mejor que nadie y no les enseñan a escuchar, a ser tolerantes. Aparte de esta existen muchas otras causas en las que se debe incidir para saber escuchar y aprender de los demás y no poner tu opinión siempre por encima de todo. Un abrazo amiga.

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