Hay amigos con los que siempre reirás intensamente. Hay
amigos que te escucharán y comprenderán. Otros que confiarán en tu criterio y
te adoptarán como terapeuta particular. Otros que no se fiarán, pero no por tu
culpa, sino porque los golpes de la vida les ha hecho así, desconfiados.
Existen amigos que de primeras te querrán, te querrán muchísimo y querrán
compartir todo su tiempo contigo, pero con la misma velocidad con la que se
encandilaron, se esfumó todo ese interés por ti hasta el punto de desaparecer
sin dejar rastro de lo que un día fue. Otros con los que solo te unió las
grandes fiestas de la adolescencia y momentos de locura, pero ningún
sentimiento puro. Hay amigos que se acercarán a ti por un objetivo en concreto.
Tendrás amigos a los que no les interesa tu vida ni lo más mínimo, pero sí
pretenden que a ti les interese la suya. También existen los que, simplemente,
te amarán de todo corazón y a estos nunca hay que dejarles marchar, porque lo
valioso cuesta encontrarlo.
La amistad a veces daña, traiciona, decepciona, engaña,
manipula, ata, envenena; la amistad te desgarra el alma como si de un mal de
amores se tratase. Si nunca lo has experimentado, en algún momento lo harás y
no debes tener miedo, es parte de esta cruda realidad. Pasarás por todas las
fases del duelo: pérdida, negación, desesperanza, ira, intento de acercamiento
a dicha amistad, ansiedad, aceptación y superación. Yo añadiría otra…
liberación. Liberarnos de la toxicidad que nos lleva tanto tiempo pesando
resulta realmente gratificante.
A lo largo del camino encontraremos personas venenosas que,
con la experiencia, las captaremos a distancia. Personas que, durante un largo
periodo de tiempo, fueron pilares fundamentales en tu vida, pero un día sin
saber por qué, sin darte cuenta, por circunstancias de la vida o porque ya no
compartíais nada pasan a ser completas desconocidas. Personas que no pasaron
por tu vida para hacerte feliz, sino para darte una lección aunque doliese.
Personas que desde el principio están junto a ti sin intereses, sin segundas
intenciones, a las que les importas de verdad.
Todos son amigos y los que ya no lo son, también recorrieron
parte del camino junto a ti. Y no debes odiarles ni guardarles rencor, no.
Debes tomarlo como un aprendizaje que te regaló la vida. Un aprendizaje
necesario que te convirtió en la persona que eres ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario